El martes 16 de Mayo del año 2000, Danilo Medina, a la sazón candidato presidencial de Partido de la Liberación Dominicana, se enfrentó a Hipólito Mejía, candidato por el Partido Revolucionario Dominicano. Todos conocemos el resultado de aquella contienda electoral. Y todos recordamos lo que sucedió en los cuatro años siguientes.
El próximo 20 de mayo, doce años y cuatro días después de aquel primer enfrentamiento, los gladiadores vuelven a la arena, representando las mismas fuerzas políticas de entonces pero, esta vez, los términos de la confrontación electoral lucen distintos.
Danilo ha madurado políticamente, su oferta se ha consolidado en un programa de gobierno como ninguno que haya visto la nación. Su concepción de una política social ligada a una política económica y el planteamiento de la renovación de nuestro modelo económico le han garantizado la adhesión de una amplia base social en la que se han volcado entusiastamente los sectores medios y profesionales y cientos de miles de electores de los estratos más pobres de la sociedad.
Esta vez, el PLD se ha unido monolíticamente detrás de su candidato, los comandos de campaña realizan una ardua labor en todo el territorio nacional, y su trabajo está dando los frutos que han empezado a reflejar las encuestas.
Mejía, por su parte, aún sufre la carga negativa de su primer paso por la gestión gubernamental y ahora sortea las aguas caldeadas de un PRD que acusa signos de división y el descontento de importantes sectores dentro del partido. En los últimos años, los sectores medios parecen haberle retirado el apoyo a esa organización y cada día lucen más distanciados de la propuesta blanca.
En las últimas semanas, Mejía ha recibido las críticas de importantes sectores de la sociedad que han encontrado motivos de preocupación en sus recientes declaraciones sobre diversos temas.
Los candidatos son los mismos de hace doce años, pero el escenario es totalmente diferente.
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